Yo Acuso al rector de la UASLP:
Alejandro Javier Zermeño Guerra.
Ignacio Rafael Acosta Díaz de León / 07de diciembre de 2024
En el trascurrir de la justicia, la defensa de los derechos humanos, el honor, la libertad de prensa y de expresión, la modernización del estado y de los inicios de la ciudadanía activa, existe un caso, particularmente trascendental en la historia de Francia, que ha incidido en infinidad de personas de muchas naciones y diversas épocas, que marcó un hito y un punto de quiebre en la visión positiva de lo político, lo social y la ideología. El caso Dreyfuss.
En 1894, al capitán del ejército francés Alfred Dreyfuss se le acusó injustamente de ser un espía y a través de una conspiración y falsificación de pruebas, fue condenado a cadena perpetua y exiliado en la Isla del Diablo. Su caso conmocionó y dividió a la opinión pública y a las instituciones de la sociedad francesa de aquel entonces a favor y en contra de las acusaciones, proceso y sentencia del capitán Dreyfuss, al grado que, después de muchas otras argucias a favor de quienes acusaron al militar, en 1898 el escritor Émile Zolá publicó en el diario parisino L´Aurore un artículo periodístico al que tituló, el “Yo Acuso”, donde señala y acusa a las autoridades por manipular y encubrir la verdad, sentenciando de forma injusta a un inocente.
A partir de esa publicación, por la cual Zolá también sufrió consecuencias políticas y judiciales y después de un largo proceso de revisión del caso, el capitán Dreyfuss fue exonerado y reintegrado al ejército francés, representando ese esfuerzo y esa publicación un ejemplo de la prensa al servicio de la sociedad, de la justicia y de la verdad.
Yo acuso al rector de la UASLP:
Alejandro Javier Zermeño Guerra.
Uno. Yo acuso ante la sociedad, al rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Alejandro Javier Zermeño Guerra, de no entender, ignorar y desaprovechar la inigualable e irrepetible oportunidad histórica que tuvo y aún tiene de construir una mejor Universidad, para romper como rector y en los hechos como máxima autoridad de la UASLP, con la inercia perversa de los últimos 30 años y de los tres rectores que lo antecedieron: Jaime Valle Méndez, Mario García Valdés y Manuel Fermín Villar Rubio.
Dos. Lo acuso de proteger, no investigar, dejar impune y no informar a la sociedad del desempeño y responsabilidades de malos manejos y desempeño de sus tres antecesores, quienes como usted hasta ahora, pusieron por encima de todo sus intereses personales y de grupo sobre los intereses comunes y académicos de la sociedad y particularmente de la UASLP. ¿Cómo olvidar quienes fueron realmente los grandes beneficiarios de la obra civil universitaria; los de los grandes contratos de compras diversas de lo que la Universidad requería; de los nombramientos a amigos, familiares, compadres, novias y recomendados?. Parecería que usted ya lo olvidó. Todo lo anterior y muchas tropelías más han quedado en el cementrerio del olvido, , antes, ahora y premeditadamente en total opacidad e impunidad y como si nada hubiera pasado, sino todo lo contrario, los ex rectores van por todos lados con la mayor desfachatez, vanagloriándose cotidianamente de sus “logros” durante su paso por la UASLP y cobrando su quizás legal, pero totalmente injusta, exorbitante y desproporcionada pensión.
Tres. Lo acuso de tener una visión corta que además prioriza lo individual sobre lo colectivo, beneficiándose de diversas formas en el ejercicio del poder junto a un pequeño grupo de personas que usted nombró o permitió que continuaran como funcionarias, funcionarios, directivos o con algun puesto de responsabilidad en la UASLP, muchos de ellos señalados, vivales, ineptos, arribistas y opacos, ocupando altos puestos de la estructura directiva universitaria, a pesar de que en su desempeño profesional previo fueron señalados diversas ocasiones de corrupción, bajo desempeño, opacidad, negligencia, fraudes, amiguismo y abusos de poder entre muchos otros factores ad hoc al perfil de esos funcionarios y exfuncionarios universitarios de su administración, con unos sueldo que hacen envidiar a gerentes y directivos de empresas privadas y un desbalance injusto en los ingresos de los empleados del tabulador más bajo de la universidad. ¿Está usted consciente que de los 5,798 empleados de la UASLP a octubre de éste año, el 21% de ellos ganan más de 40 mil pesos, mientras que poco más del 37% de los empelados ganan menos de 13 mil pesos al mes de sueldo bruto?
Cuatro. Lo acuso de haber traicionado la herencia vital, idealista y de beneficio social para la juventud y la sociedad potosina de algunos de los pocos rectores quienes lo antecedieron, entre otros: Ignacio Morones Prieto, Manuel Nava Martínez y Augusto Díaz Infante, todos ellos también médicos de profesión, grandes líderes por convicción, con un alto espíritu humanista que usted no ha demostrado y que tuvieron siempre una visión del desarrollo integral de la universidad que desafortunadamente usted no quiere desarrollar o aplicar, o de plano la desconoce,no le interesa o no cuenta con ella, teniendo como resultado hasta hoy, alrededor de cuatro años perdidos para el desarrollo y mejora de la calidad y servicios de la UASLP.
Cinco. Lo acuso de no saber liderar el proyecto estratégico de corto, mediano y largo plazo de mejora sistémica de la UASLP en el que muchos alumnos, profesores, investigadores, empleados, administrativos y ciudadanos creímos, ya que deseábamos que usted podría generar prioritariamente el cambio que tanto urge y necesita la institución. Gran decepción la que nos hemos llevado infinidad de personas.
Seis, Lo acuso de negociar impunemente y con ventaja de los bienes inmuebles propiedad de la institución con argumentos sin sentido como que, ya que en su tiempo se compraron los terrenos con recursos propios de la UASLP, ésta puede hacer con ellos lo que así le convenga. Ya basta de hablar, abusar y violar en el nombre de la universidad para beneficiar a propios o extraños de turbios acuerdos y posibles negocios. El fin del patrimonio de la universidad es la educación de la juventud, no hacer negocios por más boyantes que puedan ser, sobre todo si están realizados con engaños hacia la comunidad universitaria en general y de la ciudadanía.
Siete. Lo acuso de no ser firme y directo en sus decisiones, sino que todo contrario: siempre timorato, débil e indeciso en la defensa de los intereses supremos de la UASLP, sin que eso signifique la confrontación absolutamente con nadie. Es su deber conciliar, plantear, sugerir, trabajar, luchar y defender con uñas y dientes los medios y estrategias para alcanzar los objetivos en pro de la educación universitaria de la juventud de San Luis Potosí.
Ocho. Lo acuso de haber llegado a la rectoría de la UASLP, aliado de diversos personajes que representan grupos de interés particulares y de la política partidista, quienes, aprovechándose de su buena intención, pero también de su poca visión política en favor del bien institucional y del bien común, lo han rodeado en una burbuja muy débil que no le permite observar objetivamente la realidad de lo que pasa y de lo que se deja de hacer en la institución.
Nueve. Lo acuso de haber traicionado la confianza de muchas personas y personajes de la sociedad y de la UASLP, priorizando junto a su equipo cercano de trabajo, el chisme, la difamación, la no secrecía de lo que se trataba con usted y la disminución de la imagen institucional, entre muchas otras cosas.
Diez. Lo acuso de ser opaco y de no interesarse ni promover de forma profesional y contundente la transparencia y la rendición de cuentas, cimiento fundamental de los principios universitarios y ejemplo directo en la formación educativa, profesional, axiológica y del carácter de los alumnos de la institución, y de pretender consolidar la farsa de que la UASLP es un organismo que cumple con sus obligaciones en la materia. Nada más falso que ello: publican lo que les conviene y lo que no, utililzan trampas, evasiones y simulaciones de la actuación de usted y de sus funcionarios que se publican a medias y con su respectiva venia; además de la opacidad en lo referente a los indicadores y datos de la vida financiera, económica y desempeño de la institución.
Once. Lo acuso de no entender, abusar y usar como le ha convenido del concepto tantas veces violado por usted y sus antecesores de la “AUTONOMÍA UNIVERSITARIA”, basándose en el argumento mal entendido y sobre entendido de que representa un cheque en blanco para hacer lo que en función de la coyuntura represente el mayor beneficio para los intereses personales y del grupo que representa. No ha entendido que el concepto base de la autonomía parte de libertad cátedra y de la libre organización para administrarse, entre otros, pero no para pretender ocultar el mal desempeño de la institución.
Doce. Lo acuso de no motivar la formación en valores, morales y de liderazgo objetivo de la juventud universitaria. Pareciera una estrategia para sumirles en una somnolencia y pasividad en la que nadie pueda criticar u observar lo que en derecho ven como una mala actuación de las autoridades universitarias y ,quien lo haga, sea merecedor de la coerción directa o indirecta o del cohecho por unos pocos pesos o favores para tenerlos tranquilos. Se ha olvidado a por completo aquella frase de “Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción biológica”, entendiendo por revolución, no el conflicto, ni la violencia, ni el rompimiento de las estructuras, pero sí, la crítica propositiva, el activismo solidario, la cooperación, la participación activa y el involucramiento de las y los jóvenes universitarias en los problemas y en las soluciones que tanto necesita el país y nuestro estado.
Trece. Lo acuso de ser permisivo y tolerante del abuso y de la violencia de género en la UASLP, en todos los niveles, sobre todo y lo más preocupante, del que viven y sufren cotidianamente las alumnas, argumentando de forma estúpida por parte de la institución entre otras barbaridades, que por ser muchas de ellas mayores de edad, son responsables de lo que ocurre en ese sentido, protegiendo a profesores, administrativos y funcionarios que abusando de su posición engañan y se aprovechan de las alumnas y compañeras. Con castigos irrisorios no se soluciona en lo más mínimo cualquier tipo y nivel de ésta violencia. No por nada hoy por hoy la UASLP representa un foco rojo en materia de impunidad, abuso y violencia contra las mujeres.
Catorce. Lo acuso de no permitir ni promover por lo menos el debate del desarrollo de un sistema democrático integral en la universidad, considerando lo anterior no solamente respecto la elección abierta del rector, sino también la de los puestos más trascendentales de la UASLP, a los que puedan acceder los perfiles más capaces, con los que la universidad cuenta de forma diversa y múltiple. Además porque usted ha manipulado, actuado cohersitivamente y negociado los votos a su favor, de la mayoría de quienes integran el Consejo Directivo Universitario, incluyendo los directores de las facultades, usándolos como un medio para perpetuarse en el poder y seguir la escuela que pensamos que con su llegada como rector había terminado; ellas y ellos parte del Consejo Directivo, en casi todo momento actúan de manera débil, sumisa y entreguista como marionetas, sin atreverse ni siquiera a construir un debate análitico de altura para plantear la mejora de la universidad, sino que sólo ve por sus intereses personales y si acaso, por los intereses económicos de su facultad en particular, pero nunca con una visión integral de beneficio institucional.
Quince. Lo acuso de pretender, casi a gritos y exigencias, más recursos para continuar haciendo mal las cosas como en general hasta ahora así ha sido. No hay presupuesto que alcance y menos cuando no hay claridad en los resultados de manera objetiva. Tener más recursos no significa hacer más o mejor las cosas. Mejor sería dentro del urgente y necesario replanteamiento organizacional, administrativo, curricular y de personal incluyendo académicos, administrativos y funcionarios, mismo que debió hacer en cuanto llegó, ponga en marcha de forma urgente junto a un grupo de expertos multidisciplinarios e interinstitucionales con que la universidad cuenta, el diseño de un sistema de mecanismos y procesos que permitan la eficiencia, la calidad y la productividad de lo que la UASLP realiza. Sólo así se dará cuenta, que los recursos actuales siempre pueden ser más eficientes, y que además a partir de ello, la UASLP tendrá acceso a más recursos para crecer y lograr su cometido.
Señor rector Alejandro Javier Zermeño Guerra:
Usted y la UASLP se han olvidado de la sociedad potosina.
Pero también, sin duda alguna, hoy más que nunca esa sociedad necesita a una universidad madura, eficiente, consciente, responsable, transparente, justa, equitativa y profesional, no a una institución como la que sus antecesores dejaron y usted mismo está dejando a estas y a las nuevas generaciones.
Ojalá usted razone y entienda que su responsabilidad es colectiva, de gran impacto y trascendencia y no para beneficio de unos cuantos.
Es tiempo que usted realice objetivamente replanteamientos de interés institucional y cambie. Al hacerlo, la UASLP cambiará.
Los únicos beneficiaros deben ser la juventud, la sociedad y el desarrollo integral de las personas y sus comunidades.
Todos esperamos que se abra fervientemente a la propuesta, a la critica y a la construcción de una UASLP moderna, funcional y responsable.
Si no lo hace, después será demasiado tarde. Ya no hay mucho tiempo.