• 18 junio, 2025 10:57

Millones de voces.  Un solo justo reclamo de justicia, equidad e igualdad.

Millones de voces.  Un solo justo reclamo de justicia, equidad e igualdad.

Ignacio R. Acosta D.L. / 10 de marzo de 2025

  1. En todo el mundo, cientos de millones de almas marcharon. En México, millones de voces exigieron una vez más el derecho que debería ser inalienable, pero al día de hoy no lo es, junto al sufrimiento y desesperación de millones de mujeres. En San Luis Potosí decenas de miles de  mujeres de todas las clases, edades e ideologías dejaron su huella paso a paso, consigna a consigna, recuerdo a recuerdo, dolor a dolor por las hijas, hermanas, madres, amigas y compañeras pérdidas, muertas, violentadas, sobajadas, abusadas, acosadas, minimizadas y un largo etcétera que agudiza el coraje, la intención y la energía de la necesidad prioritaria de un cambio que por más que se ha evolucionado no llega,  de la alameda Juan Sarabia al edificio central de la UASLP, pasando por la fiscalía, el congreso del estado y el palacio de gobierno.
  • En medio del paso de las mujeres, pareciendo como si en realidad retemblara en su centro de la tierra, la sororidad se oía, se percibía, se olía, se sentía como una energía dando vueltas como queriendo anidar en la mente social y generar un cambio de sistema, de modelo, de conducta hacia la igualdad y la equidad tan ansiadas por tantos años y a la vez tan a la lejanía por lo que siempre, desafortunadamente vuelve a suceder en todos los rincones de nuestro México y nuestro estado.
  • Desde poco antes del 8 de marzo, el ambiente se respiraba y percibía entre esperanzador y enrarecido. Por un lado, el temor de las autoridades, disfrazado en su discurso de que la marcha iba a ser “protegida”; utilizando moños morados, del que muchos no sabían su significado y su intención; con eventos vanos, pero para los políticos “lucidores”, como pretendiendo que, con un evento al año, la justicia pendiente y la deuda histórica fuera saldada.  Con una autoridad de diversos ámbitos y poderes de gobierno, así como de la UASLP y de la fiscalía general del Estado tomando como pretexto “el cuidado” de los edificios históricos reflejando ese temor y esa incongruencia cerrando, apuntalando, aislando y tapiando puertas y ventanas de las instalaciones en las que debería parir y partir la justicia, la igualdad, la defensa y respeto de los derechos humanos de las mujeres.  Parecería que prefieren la impunidad, la injusticia, la permisibilidad del acoso, del abuso y de la violencia contra la mujer sobre unos cristales rotos y unas paredes pintadas.
  • Por su parte, las mujeres de toda la ciudad y de diversos municipios del interior del estado se preparaban para la marcha, con sus prendas moradas o pañoletas del mismo color o verdes, poniéndose de acuerdo con grupos, amigas y compañeras para no faltar a la marcha,  madres e hijas aconsejándose para ir protegidas pero decididas a gritar su sentir por tantos años callado, todas ellas con el convencimiento que no iban a una celebración, sino a un grito social que debería llegar a los oídos más sordos de quienes por omisión, intención, interés, comisión, o por lo que sean, no cumplen con su responsabilidad de lograr de forma integral el respeto y reivindicación a los derechos humanos de las mujeres y cortar de tajo la violencia contra ellas que tanto daño a hecho a la sociedad en general.  Lo que todas ellas anhelan es la equidad y una sociedad más igualitaria y un sistema de justicia más eficiente y expedito ante los feminicidios y abusos que contra ellas se comete día a día.
  •  Ya en la marcha, con pancartas y arengas diversas de “No te olvidamos”; No nací de tu costilla, tu naciste de mi útero”, “Justicia”, “No es no” y: “Ya no queremos desaparecidas, ni madres con llanto” entre muchas otras, las mujeres de la marcha señalaban directamente con nombre y apellidos a acosadores, violentadores e irresponsables, entre funcionarios públicos, maestros, familiares y compañeros de trabajo.
  • Con altibajos de manifestación ordenada, pero exigente, con enojo reflejado quitando vallas, rompiendo vidrios, aventando huevos, pintando paredes o incendiando tapias de los edificios públicos señalando a quienes no han querido, podido o simplemente no han cumplido con su responsabilidad y han sido permisivos con todas las manifestaciones de violencia contra la mujer como la revictimizante y lenta fiscalía general de justicia; el palacio de gobierno desde el que se pretende eliminar la alerta de género, que muy poco ha logrado, pero mantiene vigente el tema en la agenda pública, el municipio de San Luis Potosí con abusos de poder y conflictos de interés por estos temas y en la UASLP, que con cinismo ha dejado que el abuso de poder, el acoso, el abuso y la violencia de maestros y funcionarios contra alumnas, profesoras y empleadas llegue a un grado de desesperación y gravedad que ni el rector ni su séquito permanente saben, quieren o pueden atenderlo, prevenirlo, mitigarlo o erradicarlo.
  • Urge que cada día sea 8 de marzo, que no haya un solo día con violencia contra la mujer y estar convencidos de lo que dijo el arzobispo de San Luis Potosí: “Nos duele que se maltraten edificios, pero es más grave la ofensa a una persona.

Sin paridad de género el gabinete del Municipio de San Luis Potosí.

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