¿Paridad o dedazo de género?
¿Interés genuino del CEEPAC? o, ¿Pago de favores traicionando?
Ignacio R. Acosta D.L. / 09 de diciembre de 2025
El CEEPAC decidió estrenar con malas estrategias, o con estrategias descaradamente abiertas, su facultad de presentar iniciativas legislativas con una jugada de alto riesgo, por más que quieran disimularlo desde ese el organismo público local electoral (OPLE): proponer a las y a los legisladores del Congreso de San Luis Potosí que, el próximo 2027, año electoral, los partidos políticos solo puedan registrar a mujeres como candidatas a la gubernatura del Estado.
La iniciativa incluye, además, la propuesta de adelantar el inicio del proceso electoral al 15 de noviembre del 2026, sustituyendo los debates distritales por debates obligatorios en los cinco municipios de mayor lista nominal, pero por más que estos temas pudieran ser trascendentales, el quid de la propuesta lo tiene sin duda lo que se refiere a cerrar la puerta a cualquier candidato aspirante varón.
Antes de continuar, hay que aclarar que no hay discusión en la necesidad URGENTE, de trabajar continuamente para alcanzar una verdadera y real paridad sustantiva, gobernadora incluida, con todo lo que ello significa y que, la mayoría de los políticos, funcionarios, diputados y otros desconocen, pero que hacen uso de él en sus discursos demagógicos con narrativas dignas de un párvulo con baja eficiencia académica.
El diagnóstico de origen es real y evidente: El estado de San Luis Potosí nunca ha tenido una gobernadora, a pesar de las reformas de la “paridad en todo”, de reglas de postulación horizontal, vertical y transversal o de bloques de resultados electorales para “garantizar la paridad de género”.
La iniciativa presentada por el CEEPAC, reconoce que la Constitución local no dice cómo aplicar la paridad en la gubernatura, y por eso plantea un esquema de alternancia de género con un “bono” transitorio: en 2027 solo mujeres, lo que traducido para dolor de muchos, así en masculino es: como los partidos no se animan a postularlas, el árbitro pretende empujarlas a la fuerza… aunque eso no sea parte explicita de su función, tenga que meterse hasta la cocina de los derechos político-electorales y mande señales de coincidencias, que en política no existen, de beneficiar determinados proyectos políticos para el 2027.
Y no sólo para lo cantado por el Partido Verde Ecologista de México en el estado, sino también para MORENA, que si esta iniciativa se aprueba, se garantizaría la llegada, en su caso, de una de las hermanas Rodríguez y también para el PAN y para el PRI, al desplazar a algunos varones que están en la carrera a la gubernatura, beneficiando el arribo por lo menos de Verónica Rodríguez y de Sara Rocha como candidatas a la gubernatura con las ventajas y prebendas que muchos saben que, en la mayoría de los casos, son deseables y envidiables.
En este contexto, los perdedores serían: Enrique Galindo, Gerardo Sánchez Zumaya y Guadalupe Torres, entre otros, todos ellos con más o menos interés, pero todos esperanzados a competir y llegar a ser el gobernador de este estado, aunque a partir de la iniciativa tendríamos que acostumbrarnos, para bien, a usar el término de gobernadora…, así con A, como lo estableció claramente la presidenta Sheinbaum al inicio de su mandato.
EN el análisis de fondo, el problema no es la paridad, sino quién mueve la pieza; la gravedad de que el árbitro quiera tirar penales. El CEEPAC por definición es un órgano ciudadano encargado de garantizar certeza, legalidad, imparcialidad y objetividad en elecciones y en la participación. La propia reflexión institucional insiste en que su legitimidad depende de que la ciudadanía perciba neutralidad, no militancia disfrazada de innovación jurídica.
De inicio, el CEEPAC, ha perdido su carácter ciudadano, al tener consejeros que muchos de ellos llegaron por acuerdos, negociaciones e intereses con las altas esferas del INE, particularmente con el consejero Martín Faz, aquel que se cortaba las venas por la democracia y la ciudadanía y al final, mostró claramente el cobre de color guinda.
Sí, ese CEEPAC que no sabe hacer presupuestos, y que cuando le autorizan menos recursos, aun así, no sabe qué hacer y le sobran, a pesar de autorizarse jugosas compensaciones para consejeros y funcionarios y comprar mil cosas para quien sabe que utilidad pública. Sólo hay que checar el ejercicio del presupuesto autorizado para el plebiscito para hacer municipio a Villa de Pozos.
Ese CEEPAC que sabe que al promover una iniciativa que, a pesar de ser eso, una iniciativa, en fecha próxima será aprobada por el congreso del estado, sin importar las mesas, comisiones o trabajos para la reforma electoral del gobierno federal, el del estado o cualquier otra autoridad que estuviere interesada en madurar los procesos y las instituciones democráticas. El punto es quedar bien con quien sea para postular un solo género en 2027, acercándose peligrosamente a influir directamente en la configuración de la oferta política y dejando a un lado su real esencia.
Más allá de si se aprueba o no, la acción del CEEPAC revela algo incómodo, por cruzar el umbral simbólico de asumir una postura política en un terreno donde sólo debería garantizar que las reglas del juego sean neutrales, transparentes y limpias. Sin duda, al organismo le ha ganado la tentación del protagonismo por más críticas por las decisiones controvertidas que ha tomado en los últimos años y parecería decidido a cualquier precio a hacer historia, en nombre de la paridad, pero con un guion tan improvisado que roza la comedia institucional.

