• 15 octubre, 2025 23:20

Un “Pequeño” Contratiempo en el Sueño de Ser Magistrado.

Por: El Ángel guardián / 12 de septiembre de 2025

  • Queridísimos lectores, ¡pásenle, pásenle! Bienvenidos al circo de tres pistas llamado San Luis Potosí, donde los políticos son trapecistas sin red, los funcionarios malabaristas con leyes, y nosotros, simples ciudadanos, pobres espectadores que apenas alcanzamos para el boleto y palomitas rancias. Hoy les traigo la tragicomedia de un hombre que soñó con ser magistrado… y terminó siendo ejemplo de cómo tropezar con la Constitución y caerse casi de lo más alto.

El erudito con prisa

  • Nuestro protagonista es José Luis Ruíz Contreras, ese fiscal que juraba tener la ley tatuada en el corazón, pero que al parecer la traía escrita al revés. El buen hombre quiso convertirse en magistrado del Poder Judicial del Estado. Un cargo elegante, con toga, solemnidad, coche oficial y, claro, un sueldo que hace llorar de emoción a cualquier mortal.
  • El problema es que, para llegar ahí, la Constitución pide un requisito tan complicado como saber leer el calendario, que por cierto en otro caso, el de reintegrar la elegibilidad a Zelandia Bórquez, los magistrados del tribunal federal electoral, parecería que tampoco quisieron leerlo bien: haber cumplido cierto tiempo después de haber dejado el último puesto en el servicio público, y el abogado  Ruiz Contreras apenas llevaba unos meses de haber dejado de ser servidor público, pero, ¿qué es el tiempo para un titán del derecho? ¡Nada!  Bagatelas, nimiedades, ¡caprichos de burócratas cuadrados!
  • En el proceso de la tan quedada a deber a la democracia y a la ciudadanía reforma y elección de los nuevos jueces y magistrados del poder judicial del estado, Ruíz Contreras, con la creatividad de un niño en examen sorpresa, decidió que la ley era como un “elige tu propia aventura”: saltarse las páginas incómodas y escoger el final feliz.

Monterrey arruina la fiesta.

  • Pero que caray amigos, llegó la Sala Regional del Tribunal Federal Electoral de Monterrey y le recordó al también ex secretario de seguridad pública del estado, que la Constitución no es un menú de tacos donde eliges lo que te antoja. Con una unanimidad digna de coreografía de K-pop, le dieron cuello a su nombramiento. El sueño de magistrado se derritió como “un yuqui” bajo el ardiente y guachichil sol potosino.
  • Y mientras tanto, en el palco VIP, el gobernador del estado, Ricardo Gallardo observaba la función con media sonrisa de: “te lo dije”. Recordemos que él ya había soltado su máxima filosófica: si quieres aspirar, renuncia; y si pierdes, pues ni modo. Nada de licencias, nada de salvavidas, nada de regresos por no obtener la posición. Salto de fe sin paracaídas.

El arte de caer parado.

  • ¿Y ahora qué será del ex fiscal? Tranquilos, nadie aquí va a terminar pidiendo fiado en la tiendita. Los rumores —y ya sabemos que en la política los rumores son más precisos que el INEGI— dicen que no la pasó nada mal en la Fiscalía. No por el sueldo, ojo, sino por esos beneficios colaterales que siempre llegan misteriosamente a quienes “sirven a la justicia”.
  • Además, no olvidemos que el propio gobernador, en un acto de sinceridad brutal, le pidió su renuncia sin que existiera denuncia formal. Así, a pelo, como quien pide las llaves del coche prestadas. ¿Qué habrá visto el “Gober”? Misterio digno de expedientes secretos X.

La moraleja de la carpa.

  • La historia de Ruíz Contreras no es tragedia, es sátira pura: un funcionario que quiso brincar al Olimpo judicial, pero se estrelló contra la puerta cerrada del calendario. Y lo más divertido es que todavía habrá quien intente convencernos de que todo fue “un malentendido técnico”.
  • La política potosina sigue siendo el único show donde los leones quieren dirigir la función y los domadores terminan devorados. Y nosotros, los de siempre, en la grada, preguntándonos por qué seguimos viniendo al circo si ya sabemos cómo acaba el acto.

Epílogo entre risas.

  • Así que, queridísimos lectores, tomen asiento y disfruten: aquí la ley no se aplica, se improvisa; los requisitos no se cumplen, se interpretan; y los sueños de magistrado se evaporan con la misma rapidez con la que se firma una renuncia pedida “amablemente” desde Palacio.
  • Porque en San Luis, la justicia no es ciega y no será además nada más burra con bajas calificaciones: es una payasa con nariz roja y amplia sonrisa, que se siempre se burla en nuestra cara.

Sin paridad de género el gabinete del Municipio de San Luis Potosí.

X