Villa de Pozos: El reparto del pastel.
Por: Miembros de la Organización Ciudadanos Observando / 19 de diciembre de 2025
En Villa de Pozos, la descomposición política avanza sin freno y sin pudor. La decisión del Congreso del Estado de retirar a todos los concejales propietarios y suplentes, una medida que especialistas consultados consideran fuera de la legalidad, dejó un vacío que duró muy poco. Lo suficiente para abrir la puerta a una serie de movimientos que generan más desconfianza que claridad. Cuando las decisiones nacen torcidas, el resultado rara vez endereza el rumbo.
Lo más llamativo no fue la destitución, sino la rapidez con la que aparecieron los reemplazos. Todo ocurrió con una precisión casi quirúrgica, como si el libreto ya estuviera escrito. No hubo explicaciones, ni procesos visibles, ni tiempo para que la ciudadanía entendiera qué estaba pasando. Más que improvisación, pareció una obra ensayada, con actores listos para entrar en escena apenas cayó el telón.
El trasfondo es aún más preocupante. Villa de Pozos es un pastel que se reparten sin disimulo Ricardo Gallardo y Enrique Galindo. Los cargos se movieron como fichas de un tablero, premiando lealtades y cercanías antes que capacidad, mérito o vínculo con la comunidad.
El caso más evidente es el del hijo del presidente municipal, Sebastián Galindo Arriaga, cuya incorporación no se sostiene en una trayectoria destacada, sino en un apellido bien colocado. A su alrededor aparecen viejos conocidos de distintos partidos entre los que destacan el PAN y Verde, algunos con historiales cuestionables y reputaciones poco decorosas.
Pero el problema no es solo ético, también es legal y social. Varios de los designados ni siquiera son vecinos de Villa de Pozos, pese a que la ley lo exige con claridad. La norma, como suele pasar, se vuelve flexible cuando estorba a ciertos intereses. Así, el municipio queda atrapado entre acuerdos en lo oscuro y una ciudadanía reducida a simple espectadora. La pregunta es inevitable: ¿quién gobierna realmente Villa de Pozos y para quién? Porque cuando el poder se reparte como pastel, lo que se pierde no es solo el cargo, sino la confianza y la dignidad pública.
En Villa de Pozos se respira un sentimiento que va creciendo entre la gente: la sensación de que a los potosinos —y especialmente a los poceños— les han querido ver la cara. La etiqueta de “ingenuos” parece haberse colocado desde el poder con una facilidad ofensiva, después de que el Congreso local y el mandatario del estado han hecho y deshecho a su antojo el destino del municipio más joven (y más manipulado) de San Luis Potosí.
No hace mucho se les prometió el paraíso. Convertir la delegación en municipio fue vendido como la llave al progreso, la eficiencia y el respeto ciudadano. Hoy, la realidad es exactamente lo contrario: falsas promesas, decisiones absurdas y una burla pública que ha colocado a Villa de Pozos como el hazmerreír político del estado. Pero que es una mina de oro para quienes se están apoderando de él.
La última muestra de la represión y del control absoluto llegó con la destitución en masa de los concejales. Una orden fulminante del mandatario Gallardo, que fue ejecutada sin cuestionamientos por su operador en el congreso, el intolerante diputado Héctor Serrano, quien ni potosino es, pero actúa como si le perteneciera el futuro de Pozos. La justificación oficial para correrlos fue un supuesto bono que jamás vieron y que realmente no se sabe si esto existió, pero que sirvió como argumento mediático perfecto para justificar la limpia. Eso sí: la recién llegada presidenta Patricia Aradillas se queda, como si la crisis solo manchara a unos y no a todos.
Ahora viene la contraparte, ¿El congreso del estado va a destituir a la diputada priista Sara Rocha por haber aceptado una camioneta de más de millón de pesos en una rifa con el mandatario estatal? Sabemos que, ante el escándalo, luego lo negó, pero las evidencias existen. Esto es más grave que el famoso bono de los concejales.
Entonces, nos preguntamos:
¿Todos coludos y todos rabones? ¿Quién revisa los abusos del congreso que opera únicamente al ritmo del mandatario? ¿El concejo de Villa de Pozos les pertenece a los diputados?
El municipio de Pozos nació torcido, manipulable, frágil… y ahora paga las consecuencias. Lo que empezó mal, continúa peor. Los concejales fueron desechados porque no funcionaron como tapete político, porque no se alinearon lo suficiente, porque estorbaron más de lo que sirvieron al proyecto personal de Ricardo Gallardo.
La duda final no es menor:
Ahora que ocurrirá con Gaspar Méndez y Ricardo Gutiérrez, … ¿Seguirán luchando por Pozos como pregonaron? ¿O simplemente se harán a un lado y aquí quedará enterrado el sueño del municipio que nos prometieron?
Pero esa lucha, esa defensa y esa dignidad… parece que hoy no la está dando la clase política, la están dando los ciudadanos que con mucha dignidad y que no se van a someter al experimento verde.

