Abuso del presupuesto y engaños de las y los diputados de la LXIV Legislatura.
Ignacio R. Acosta DL / 15 de mayo de 2025
- ¿Por qué del presupuesto de los recursos públicos se les debe pagar a los legisladores locales sus gastos de gasolina? ¿Por qué no revisan los acuerdos de anteriores legislaturas en las que el gasto que tenían previsto injustificadamente para su combustible se le integró a su sueldo? ¿Por qué pretenden los diputados seguir engañando a la ciudadanía y abusando por el uso a su total discreción de los recursos del congreso, nada más, porque es “Su” presupuesto?
- En otras legislaturas, particularmente en la LXI y antes, los legisladores recibían alrededor de 150 mil pesos al mes, dividiéndose esos ingresos en dos: un sueldo de casi 70 mil pesos, además de más de 80 mil pesos nada despreciables, por concepto de “ayuda para la gestoría legislativa”, vaya usted a saber que era eso, con la desvergüenza de que con esos 80 mil pesos los legisladores podían comprar lo que quisieran: cervezas, ropa interior, gasolina, flores, salones, computadoras, piñatas y todo lo que se les ocurriera, sin comprobando siempre de manera legal esos gastos como debían hacerlo y en muchas ocasiones presentando facturas de empresas fantasma para comprobar dicha “prestación”. Un fraude sin duda.
- En una legislatura posterior, el acuerdo se replanteó debido a los múltiples escándalos que se presentaron: “El moche gate de Ciudad del Maíz”, “Las facturas fantasma”, “La ecuación corrupta”, y un largo etcétera del que sólo se vio la punta del iceberg y a que los diputados se dieron a la tarea muy ufanos de ocultar las tropelías que habían realizado, justificando en nombre de su independencia como poder legislativo y de que era “Su” presupuesto, por lo cual ellas y ellos tenían el derecho de gastarlo en lo que ellos quisieran.
- El nuevo acuerdo, planteaba entre otras cosas dos puntos a resaltar: por un lado, la “desaparición” de esos gastos de “gestoría legislativa” y la integración del gasto de gasolina a su sueldo, que pasó a ser de 132 mil pesos brutos al mes por cada uno de los legisladores. Además, a manera de compensar la “pérdida” de ingresos, se aprobó en ese entonces y sigue vigente hasta ahora, más de 100 mil pesos al mes por legislador para el pago de sus asesores, quedando a su libre albedrío a quienes contrata, de que perfil y cuanto ganará cada uno de ellos, sin importar si son amigos, compadres, familiares o parejas, sin comprobar que funciones o responsabilidades tienen, con que efectividad las desarrollan, cada cuando van y si lo hacen con puntualidad… una aviaduría pues, en las que en el mejor de los casos, con sus debidas y pocas excepciones, actualmente esos “asesores” no son sino acompañantes, ujieres, choferes, guaruras, “ve y trae esto” de las y los flamantes legisladores, quienes en más de una vez se ha comprobado, como en el caso del tristemente célebre y de malas mañas el ex diputado en su tiempo panista, Ricardo Villarreal, y de por lo menos una diputada actual también del PAN que “ordeñan” los sueldos de esos asesores, de forma acordada o directa, quedándose con una parte de esos 100 mil pesos adicionales que reciben, pero ya bien lavaditos por ser “parte del sueldo” de sus “asesores”.
- Todo lo anterior representa una mínima parte de los negros y turbios manejos que todas las legislaturas del congreso del estado han realizado, de las cuales la actual LXIV no es la excepción, resaltando que los diputados que integran la presente JUCOPO, por más que se desgañiten diciendo que son diferentes y se hayan comprometido con la transparencia, la rendición de cuentas y la honestidad, por lo menos han permitido que continúen esos vicios, ya que sin duda alguna son beneficiarios de las prebendas que ellos mismos, de manera descarada se autorizan, con los ridículos argumentos sin razón de que es “u” o “el” presupuesto del Congreso del Estado y de que en otras legislaturas “se gastaba más”, perdiendo completamente de vista las prioridades financieras del gasto público legislativo, como mejorar la cantidad, calidad, eficiencia o productividad de las iniciativas, las accione reales de parlamento abierto y participación ciudadana, las consultas a comunidades indígenas o a personas con discapacidad, entre muchos otros gastos que si deberían de contemplar, conformándose con su oneroso actual salario, además de todas las prestaciones de vacaciones, días de descanso, aguinaldo y otras de las que son beneficiarios.
- Uno de los muchos colmos en el sentido del gasto irresponsable de los recursos públicos por parte de los diputados, es el de la asignación de entre 6 y 15 mil pesos para gasolina a cada uno de los 27 legisladores, que de inicio y sin quererlo aceptar, como ya se comentó, está ya incluido en su salario mensual, lo que se agrava con las demagógicas declaraciones del diputado presidente de la JUCOPO, Héctor Serrano al referirse a los integrantes de la legislatura que: “Todos estamos con el mismo derecho de tener una cantidad asignada” refiriéndose al pago de la gasolina, insistiendo además el ex coordinador estatal del PT y ahora coordinador de los diputados del partido verde, que las cantidades en total son menos de lo que se gasta, sin determinar puntualmente cuánto recibe cada diputado a mes por esta irregular prestación.
- Otro de los colmos, en el que se demuestra la inutilidad de la experiencia que debería tener por las múltiples legislaturas que ha ocupado y sobre todo cobrado muy bien de forma integral, son los comentarios del diputado panista Rubén Guajardo, quien como puede hace malabares para no dejar de ser beneficiario como muchos años lo fue del presupuesto y negociaciones políticas beneficiándose en lo personal, familiar y político, al defender de forma irresponsable y como si fuera su dinero el incremento del gasto auto aprobado por la JUCOPO para gasolina de los diputados, anunciado nuevamente en estos días. Ni modo… Es lo que hay. ¿Y la ciudadanía?: A dieta de ajo y de agua con sus abúlicos diputados y diputadas locales.
