• 18 junio, 2025 07:14

Dialectica politica potosina 030625

Columna: Dialéctica Política Potosina.

La farsa de la elección judicial y el grito que nadie quiso escuchar.

Por: El Ángel guardián / 03 de junio de 2021

El domingo 1 de junio de 2025 quedará como uno de esos días que pasan sin gloria ni recuerdo, pero sí como una enfermedad que ya ha hecho metástasis: el desencanto cívico. Lo que se pretendía como una jornada histórica para “democratizar” al Poder Judicial terminó siendo una mala broma que no convenció a nadie, ni siquiera a quienes la promovieron.  La participación ciudadana fue vergonzosa. Unos hablan de un 15%, otros del 12%. Sea cual sea la cifra, lo cierto es que la gran mayoría decidió no participar. ¿Y cómo culparlos? No fue apatía, fue un acto de protesta silenciosa, una abstención activa frente a un proceso que nació torcido, con reglas confusas, con propaganda oficialista y con candidatos que nadie conocía, impulsados con descaro desde el poder.

MORENA, el Verde y Galindo: Una alianza informal que dio de qué hablar.

En San Luis Potosí, el experimento fue particularmente grotesco. MORENA, con su maquinaria de movilización, echó mano no sólo de sus bases, sino también de aliados incómodos. El Partido Verde, acostumbrado al oportunismo político, se sumó con entusiasmo. Pero lo que más llamó la atención fue la participación indirecta del equipo del alcalde Enrique Galindo, quien, pese a portar las siglas del PAN, parece ya estar en otra sintonía. No es secreto que desde hace meses Galindo ha coqueteado con MORENA y esa “movilización ciudadana” que vimos en algunas colonias no fue espontánea ni auténtica. Fue operada desde las estructuras que controlan apoyos sociales y favores institucionales.

Y mientras unos movilizaban, otros pedían no votar. El PAN, en un gesto contradictorio, prefirió desentenderse del proceso. En lugar de dar la pelea por una narrativa de legalidad y respeto institucional, optó por llamar a la abstención, como si esa fuera una estrategia política y no una rendición anticipada. ¿Dónde quedaron los discursos sobre participación y fortalecimiento democrático? ¿Cómo puede un partido que dice defender la democracia pedir a la gente que no participe?

La “sociedad civil” que no logra conectar.

Luego están los de siempre: las voces de la “sociedad civil organizada”, grupos que convocan a marchas ciudadanas, a defender al INE, a “rescatar” al país del populismo, pero que no logran salir de su burbuja. En San Luis, convocaron a marchas, a una marcha a salir a votar “por México”, pero no fueron ni ellos mismos. La falta de conexión con la realidad de las mayorías es evidente. Sus mensajes no llegan a las colonias, no entusiasman a  los jóvenes, no se entienden en las periferias, y cuando convocan, sólo acuden los de siempre: la clase media alta, los profesionistas desencantados, los mismos nombres de siempre con las mismas consignas que ya no emocionan a nadie.

No es que la ciudadanía esté dormida, es que está harta. Estamos hasta la madre. Hasta la madre de procesos simulados, de partidos que sólo se acuerdan del pueblo cuando hay elecciones, de “activistas” que hablan desde arriba, de campañas donde todos se pelean por el poder pero nadie propone cómo resolver el caos del día a día. La falta de agua, la inseguridad, los empleos mal pagados, el transporte deficiente, la impunidad… eso es lo que nos importa. Pero en lugar de respuestas, nos dan espectáculos políticos.

La abstención como grito de protesta.

La baja participación en la elección judicial no es sólo una cifra. Es un mensaje. La gente no salió porque ya no cree. No cree en el árbitro electoral, no cree en los partidos, no cree en los candidatos. Pero, sobre todo, no cree que su voto sirva para algo. Y eso, lejos de ser indiferencia, es el resultado de años —décadas— de traiciones, promesas rotas y gobiernos que nunca cumplieron.

Y no, no se trata de justificar la abstención como virtud. La democracia necesita participación. Pero si el diseño institucional ya está viciado, si los mecanismos están hechos para favorecer a un grupo, si la elección está controlada desde el poder, entonces abstenerse se convierte en el último recurso legítimo. Una forma de decir: “no participo en esta farsa”.

¿Y ahora qué?

El fracaso de la elección judicial debería ser un punto de inflexión, pero en el México de las narrativas controladas, lo más probable es que se intente maquillar. Dirán que fue un ejercicio inédito, que hay que mejorar, que la democracia va avanzando. Pero la verdad es otra: fue un ridículo institucional, y todos lo sabemos.

Y mientras tanto, los ciudadanos seguimos atrapados entre partidos que no nos representan, movimientos que no nos entienden, y procesos electorales que no nos incluyen. Lo grave es que esta desconexión crece, y si no se atiende pronto, lo que viene no es apatía, sino resentimiento. Porque cuando la gente ya no cree en nada, se vuelve tierra fértil para la desesperación… o para el autoritarismo.

Ojalá alguien, en algún lugar del poder, escuche el silencio con el que respondimos a esa elección judicial. Ojalá entiendan que no salimos a votar no porque no nos importe, sino porque estamos hartos de que se burlen de nuestra inteligencia.  San Luis Potosí es un termómetro de lo que pasa en todo el país. Y aquí ya se siente: la paciencia se está acabando.

Sin paridad de género el gabinete del Municipio de San Luis Potosí.

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