Crónica de una sesión legislativa:
Entre debates sin sentido, oradores con discursos por encargo que no entienden, ignorancia del proceso legislativo, abucheos y aplausos “voluntarios”, una buena noticia que salda una deuda histórica con las mujeres.
Ignacio R. Acosta D.L. / 07 de Noviembre de 2024

Ignacio R. Acosta D.L. / 11 de Noviembre de 2024
San Luis Potosí, San Luis Potosí. San Luis Potosí. Edificio del Congreso del Estado. Jueves 7 de noviembre. Tarde de otoño, con calor de verano. Sesión programada para iniciar a la una de la tarde según la convocatoria publicada en la tantas veces violada gaceta parlamentaria, y con las apuestas corriendo para ver qué parte o norma del proceso legislativo se incumplirá esta vez.
En los pasillos del edificio legislativo, se confirma el secreto a voces de que con la invasión de funcionarios del centro del país en puestos de decisión del congreso, muchos empleados han llegado a extrañar “pero poquito” a Juan Pablo Colunga, el ex-coordinador de servicios parlamentarios, quien aún y con sus malos modos y modales, tenía técnicamente controlada el área, pero por su trato déspota y soberbio, al merecer correrlo y no hacerlo, según algunos diputados de la anterior legislatura para evitar problemas y por la posibilidad de una demanda laboral, se negoció de manera muy ventajosa para el funcionario, otorgándole unas vacaciones anticipadas y una pre-pre jubilación envidiable, según se comenta y si, al parecer está bien escrito: pre-pre jubilación. Habrá que preguntar datos oficiales a la oficialía mayor del congreso, desconociendo si hacerlo a la titular de la misma o a quien verdaderamente opera y toma las decisiones en esa oficina.
Afuera del recinto, y quizás confiados en la poca seriedad de quienes dirigen los procesos parlamentarios, todavía después de la una de la tarde, sin preocupación alguna iban llegando por el acceso de la plaza de armas algunos diputados rodeados de su séquito de asesores, como el diputado Luis Felipe Castro, que necesita que alguien le diga que los comentarios positivos en prensa escrita acerca de su trabajo legislativo, no garantizan que la ciudadanía crea que trabaja eficazmente.
En el salón de plenos, sin importar las personas presentes, ni la formalidad reglamentaria o la puntualidad debida, pasaban los minutos y la sesión no iniciaba, quizás porque ¿Qué es la puntualidad para los diputados si la paciencia de los ciudadanos les parece que es infinita?
Con actitud irresponsable, los diputados confirmaron que para ellos ser puntual en su trabajo es una sugerencia y no una obligación y que no es aplicable en el desempeño de sus funciones, pero si, y de qué forma, con toda la rigidez posible, para los ciudadanos que los buscan con algún interés legítimo en sus resultados y desempeño legislativo, pedir el cumplimiento de un compromiso legal o de electoral, o simplemente con el interés o necesidad de plantearles algún tema que requiera ser atendido por su representante popular.
Entre la incertidumbre de que era lo que pasaba, mientras el reloj avanza hacia la impuntualidad y los asientos de los diputados siguen vacíos, volvió a percibirse la ausencia casi ya habitual de la diputada Sara Rocha, haciendo infructuosos los esfuerzos de ciudadanos o periodistas que iban a buscarla. Parecería como si la también presidenta del otrora invencible partidazo, con dos faltas “justificadas” a las sesiones en apenas menos de dos meses, mantuviera selectiva su muy alta distinguida asistencia, pero sin aclarar el porqué de sus faltas, quizás por enfermedad, quizás por no tener el suficiente interés o quizás porque no desea involucrarse en temas críticos de la agenda legislativa, en todo caso, hubo otras razones de pasar la tarde sin tener que escuchar debates insulsos o alzar la mano. Probablemente otro evento de mayor peso le exigía su presencia en otro lugar, pero llama la atención que, a la misma hora de la sesión, la diputada publicó varios mensajes en su cuenta de Facebook. ¡Qué difícil y penosa es la vida de algunos servidores públicos!, y siguen sin entender lo que para ellos pueda ser una mala noticia: acudir a las sesiones es su trabajo y su responsabilidad. Para ello con todo el énfasis se desgañitaron al aceptar que: “Y si no, ¡Que el pueblo se los demande!”, cuando tomaron el cargo.
En fin, como toda mala broma del circo legislativo, pasaron los minutos después de la hora acordada de inicio y sin empacho o rubor alguno, la sesión comenzó, por supuesto impuntual, como muchas otras veces, aproximadamente 30 minutos después, sin que se dieran razones de la tardanza. Nada de qué preocuparse de quien o que esperara fuera la ciudadanía, la información, las expectativas, la legalidad, sin decir ya el gasto por horas extras y otros gastos que no les importan.
En los minutos previos de incertidumbre para adivinar la hora que iniciaría la sesión, el ambiente cambió radicalmente por la presencia de la energía femenina de muchas mujeres luchadoras que durante mucho tiempo, empeño y esfuerzo, pelearon por su derecho legítimo a decidir sobre su cuerpo, en contra de múltiples factores adversos, representados desde ideologías retrogradas, hasta la ignorancia y falta de visión del sistema y de los políticos que habían impedido el ejercicio de ese derecho y que, desafortunadamente hizo que infinidad de mujeres sufrieran y murieran por no poder decidir lo que a ellas les compete. Ese grupo de mujeres que representaba a muchas otras, sabían que esa sesión era el momento de defender, atestiguar y celebrar la aprobación de la despenalización del aborto.
Además, para beneplácito de ellas, de los derechos humanos y del interés social, en la sesión también se planteó y se aprobó otro dictamen trascendental, aunque no por iniciativa de los diputados locales, respecto a la inclusión en la Constitución del Estado, el derecho a la igualdad sustantiva, igualdad sustantiva, perspectiva de género, derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y erradicación de la brecha salarial por razones de género.
Al momento de los discursos por los temas de la despenalización del aborto, por el PAN resaltó por malo y falto de argumentación, y en contra del dictamen, el discurso del diputado inhabilitado por malos manejos en uno de los municipios más pobres del estado, Marcelino Rivera; por otro lado, con mucho grito y entusiasmo, a favor, la participación de las diputadas de MORENA y del PVEM algunas de ellas con mucho tiempo y parte activa de esta lucha y en contraste otras calladas y sin idea y otras sin interés; a su vez, la diputada del PRI, Frinné Azuara, que argumentó el porqué de su voto a favor, recordando historias y compromisos de cuando hacía su servicio social como pasante de medicina, hace ya mucho tiempo, recibiendo como pocas veces tantos aplausos tan sinceros, esta vez de parte de las activistas; y Marco Gama, a favor del dictamen, sin saber bien a bien porqué dado su pasado como activista y líder de la derecha antiaborto o por ser ahora de Movimiento Ciudadano, con la incertidumbre entre sus líderes nacionales a favor y en contra del tema; habría que ver que dicen los gobernadores Samuel García y Enrique Alfaro.
Alrededor de la algarabía de las mujeres que llenaban casi en su totalidad el recinto, surgió la pregunta si muchas de ellas asistían motu proprio, o fueron llevadas o invitadas por las y los diputados de MORENA y coordinadas por uno de los asesores del Diputado Cuauhtli Badillo, ya que públicamente y a simple vista operaba tanto con activistas como con los medios de comunicación. Esa sospecha se fortaleció cuando al pasar lista, votar o plantear algún posicionamiento por parte de cualquiera de los integrantes de este grupo parlamentario, al unísono, un coro espontáneo de parte de las asistentes aplaudía y festejaba cualquier movimiento, respiración y hasta pestañeo de los diputados de MORENA y del Verde, como si los gurús políticos de nuestra era estuvieran hablando.
En contraste, a los diputados de la oposición, sobre todo a Rubén Guajardo le llovieron improperios, insultos y gritos por su posicionamiento y anticipar que votaría en contra del dictamen, quien en medio de ellos tuvo razón cuando argumentó que los diputados debían de iniciar a trabajar temprano y no después de mediodía, como se está haciendo costumbre, pero que no puede disimular cada vez más que extraña más el poder en todos los sentidos al no ser ya parte activa de la autoridad y de las decisiones del poder legislativo, ni la supremacía que ejercía para operar múltiples temas administrativos y financieros con funcionarios de la oficialía mayor de la anterior y la presente legislatura.
Así continuó la sesión, llenándose nunca mejor dicho, de “lecturas” de discursos que resultaron un espectáculo tragicómico, entre tropiezos, errores y palabras jamás vistas y menos entendidas por sus propios lectores, los diputados, quienes lograron recordarnos que leer en voz alta es un arte que muchos de ellos no dominan. Muchas de las oraciones discursivas pretendían ser construidas para una tesis doctoral, para durar siglos, pero realmente con la incertidumbre si alguno de los legisladores realmente entendía el contenido y sentido de lo que leía, pero eso sí, con el respaldo y los vítores de la audiencia de MORENA que nunca les dejó de aplaudir, ni en los errores de lectura, porque claro, el que aplaude nunca se equivoca.
En algún momento vino el “debate”, o algo que pretendía serlo, entre Rubén Guajardo, en medio de abucheo tras abucheo , con respuestas pueriles de su parte a solicitudes de cuestionarle sobre el tema, por parte de Carlos “El Pateador” Arreola, que después se desistió de cuestionarle, resaltando el discurso del joven diputado, que mientras lo decía, parecía sacado de un manual del viejo régimen político y de arengas populistas de un mitin electoral, pretendiendo “sacudir” el recinto con frases con las que casi daban ganas de gritar: ¡Viva el color guinda!, lleno de promesas nacionalistas y frases difícil saber si eran entusiasmo o demagogia, con el dejo de una pizca de nostalgia de los días en los que el PRI era el PRI, el PRI de los Arreola, aunque pocos quieran acordarse de esa etapa.
Así que, con algo de urgencia y sin transparentar el contexto en el que se dio en el ámbito local el proceso legislativo para el dictamen de la despenalización del aborto, los diputados aprobaron el dictamen, quizás no por convicción de muchos de ellos, sino porque el plazo jurisdiccional estaba a punto de vencer, y la amenaza de caer en desacato pesaba en muchos diputados más que cualquier agenda de derechos humanos, la mayoría de ellos “fiel” a su ideología personal o partidista., continuando la sesión pasando a otro punto del “abultado” y “pesado” orden del día: Lectura de correspondencia, UNA iniciativa, UN dictamen que al final se convirtieron en tres por la inclusión fuera de agenda del tema del aborto y de la igualdad sustantiva y UN punto de acuerdo: ¡Qué bárbaros!, ¡Qué fatiga!.
Entre toda esta fiesta de discursos y aplausos programados, y con funcionarios y empleados del legislativo platicando, jugándose bromas o checando su Facebook, se dio paso a la joya burocrática de la sesión: se aprobó el dictamen que reduce de 48 a 12 horas el tiempo para convocar a sesiones legislativas. Según la diputada Jaqueline Jáuregui, defensora del dictamen, haciendo hizo gala como siempre en tribuna y como secretaria de la directiva de su pésima oratoria y retórica y como siempre con una dicción que no puede entenderse en una legisladora, en su muy personal estilo, pidiendo vehemente a sus compañeros que aprobaran el dictamen para “hacer más eficiente el trabajo legislativo”.
Los científicos tienen razón: el analfabetismo funcional existe.
Si se ve con detenimiento el dictamen que al final se aprobó por la mayoría de los diputados sin analizar a fondo el contenido e impacto de la iniciativa, resalta que, si con 48 horas que era el plazo mínimo para convocar a una sesión del congreso, se supone que para debatir temas trascendentales para la ciudadanía, los diputados no leen, ni analizan, ni entienden para argumentar, debatir y aprobar o rechazar alguna iniciativa, realmente creen que es real y factible que con esta reforma y por obra divina, con 12 horas como plazo ¿Todo mejorará mágicamente?. No está comprobado que tener menos tiempo en un proceso público es señal de eficiencia, y reducir el tiempo para dictaminar las leyes del estado, no garantiza un impacto positivo y trascendental en la calidad de vida, tranquilidad y bienestar de quienes aquí habitamos.
Y entonces vale la pena preguntarse, ¿Por qué entonces mejor aprobar las iniciativas de facto en cuanto se presenten? En su lógica, seguramente al no tener tiempo para el análisis de las iniciativas, el rezago legislativo desaparecería. O mejor aún, con eso de que hay que desaparecer cualquier contrapeso que afecte la incipiente vida democrática del país, como las instituciones de transparencia, ¿Por qué no desaparecer al poder legislativo y que las leyes las haga un “consejo técnico asesor”?, quizás serviría para que desquiten el sueldo, ordeñado o no, muchos de los asesores propios y ajenos de los diputados, los cuales han conformado un sistema de intereses diversos que puede interpretarse como la “asesoricracia”, aprovechándose de la ignorancia o falta de interés de los legisladores, pero eso es otra historia que a su tiempo se relatará.
Y sobre todo, en el interés del desempeño de los diputados y con un mínimo grado de inteligencia social, la pregunta obligada es: ¿Cuál es la utilidad de gastar más de 300 millones de pesos al año en un poder legislativo, sin resultados objetivos ni de impacto social, con altos niveles de conflictos de intereses, arreglos bajo la mesa, simulaciones, violación de las normas legislativas, atraso y rezago en los dictámenes, simulación de contenidos en las iniciativas, que prioriza la forma respecto al fondo, y lo personal sobre el bien común, con alta permisibilidad administrativa de todos los recursos de la institución y un largo etcétera casi inacabable?.
De vuelta a la sesión, los representantes de la prensa disfrutaron de una atención adicional de parte de un joven “asesor” del diputado Emilio Rosas, probablemente un prestador de servicio social (vaya a saber cuál es su función real), quien de forma individual, por iniciativa o por instrucción, duplicando las funciones del área de comunicación social, entrevistó uno a uno de los reporteros, anotando datos personales de los reporteros en un formato simple llenado a mano, así como solicitándoles su fecha de cumpleaños, para “el regalo”, según argumentó, pero siempre demostrando una cortesía digna de reconocer, entregando para finalizar, la tarjeta de presentación del diputado, “para cualquier cosa que se ofrezca”. Qué raro. Por cierto, el diputado en cuestión, ex priista de joven, argumenta públicamente que la vida no lo ha tratado tan bien, -ahora resulta caray-, las evidencias demuestran lo contrario, pero esa también esa es otra historia.
Nada nuevo ocurrió por el lado del Partido Verde. Como siempre, su coordinador, el siempre apresurado y falto de cualquier mínima cortesía política Héctor Serrano, dedicó gran parte de la sesión como es su costumbre, a no operar y si atender su teléfono, siempre de forma distante, alejado, ajeno, mientras que la fracción que coordina, con contadas excepciones, no lidera la política ni la acción legislativa, ni siquiera quizás entiendan las prioridades y las necesidades del proyecto político al que pertenecen. El diputado debe saber que tiene que cumplir de forma por más eficaz, porque sabe que muchas personas, políticos o ciudadanos de aquí y de la capital del país, no olvidan sus actuaciones, según se dice algunas aberrantes, como funcionario en diversas instituciones públicas de la Ciudad de México.
Mención aparte merece el desempeño del ayudante del diputado Serrano, también de origen chilango, el Maestro, como siempre exige que lo nombren, Gerardo Romero, el secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del H. Congreso del Estado de San Luis Potosí, perdón lo largo y descriptivo, pero no sea que vaya a molestarse y a mostrar sus dotes por lo que puede estar señalado en contra de mujeres, personas con alguna discapacidad o vaya usted a saber, quien como siempre sesión tras sesión se ubica premeditadamente como “muñeco” de aparador, dedicándose a no hacer nada al estar como espectador en uno de los balcones del salón de pleno del congreso, por aquello de querer salir en la tele, quizás recordando un famoso viejo comercial.

Otra más de las escenas de la función, perdón, de la sesión, fue la participación en tribuna de la diputada Aránzazu Puente, debido a su fiel costumbre de presentar lo que ella ni crea, ni escribe, sino que solo se convierte en una lectora pasiva presentándolo como creación o respuestas propias, tanto en discursos, entrevistas o colaboraciones periodísticas con su nombre, pero que otros le han escrito, dado el exceso de tiempo que ocupó en “su” discurso, cuando en tres ocasiones el presidente de la directiva tuvo que señalarle que concluyera, cada una más determinante, las cuales ignoró, dejando en evidencia que el reglamento y el llamado a cumplirlo por parte de la directiva no importan, terminando hasta concluir lo que llevaba escrito, es decir hasta que ella quiso.
Por cierto, se comenta que el color preferido de la diputada Puente es el “aguamarina”, por aquello que no se sabe si es azul o verde y que actualmente se convirtió en crítica y opositora de la Senadora Verónica Rodríguez, debido a que es muy probable que Xavier Azuara, quien no deja de cuidar sus negocios monetarios y políticos en San Miguel de Allende, la Ciudad de México y la huasteca, la proponga como candidata a dirigir el PAN en el estado, aunque con los posibles resultados de la elección a dirigente nacional celebrada el domingo 10 de noviembre y la pobre participación del padrón panista, se les complica el escenario. Es probable que su único refugio será continuar apoyando el proyecto político de un pariente de Xavier, que se encuentra desesperado porque se le acaban los aliados. Por sus buenos resultados y honestidad no será.

Así concluyó la sesión, con un aire triunfal de los diputados, sin saber que quizás la victoria puede ser suya, pero la lucha fue de muchas otras personas y una lección desafortunadamente muy clara para la ciudadanía: El Congreso del Estado sigue siendo un circo de varias pistas, donde a veces los aplausos son más importantes que la responsabilidad. Esta sesión fue una muestra más de la “brillante” promesa que esta joven, pero amargada y mal viciada legislatura nos tiene preparada.
Con apenas dos meses en funciones, han demostrado que, si algo se puede hacer peor, se hará, y probablemente esta es la peor legislatura que nos ha tocado sufrir… hasta que no llegue la siguiente.
Que Dios nos agarre confesados.
Pregunta discreta 1: ¿Cuáles serán las razones por las que una funcionaria del congreso del estado, regularmente famosa por sus malos modos con quienes asisten a las sesiones del congreso, de tiempo acá parece triste, preocupada y meditabunda? ¿Será porque han bajado sustancialmente los puntos de su membresía de COTSCO?
Pregunta discreta 2: De acuerdo a diversas personas de colonias e instituciones públicas y privadas, ¿Qué lógica o utilidad tiene que funcionarios del ayuntamiento de San Luis Potosí proporcionen su número de celular para que cualquier persona se comunique para plantear asuntos diversos, si pocas veces son respondidos y atendidos los mensajes?